Mi Año Después de ayahuasca y sapo testimonio | CAPITULO 2

El desafio de renovarse post ayahuasca y bufo alvarius

Hola, querido lector, mi nombre es Gissa Lavin y aquí vamos con la continuación de mi historia: el año «post ayahuasca y bufo alvarius». Esta etapa estuvo cargada de desafíos y aprendizajes que deseo compartir contigo. Si has llegado a esta parte sin haber leído el capítulo anterior, te animo a hacer clic en el siguiente enlace «Ayahuasca, mi experiencia y visiones».

El Desafío de Renovarse: post medicinas ancestrales

Los días posteriores a este profundo viaje se caracterizaron por una renovada actitud y un entusiasmo al encarar cada día. Comencé a conectar más conmigo misma, mediante la meditación, la escucha activa y el aprendizaje de distintas filosofías de vida. Durante este periodo, profundicé en el arte de los mandalas y en la acuarela, una pasión que te invito a descubrir a través de mi sitio y de todas mis plataformas sociales.

En este proceso de renovación, me encontraba ávida de conocimientos nuevos, sin dejar de lado mis responsabilidades como madre, emprendedora, entre otros roles familiares y sociales. Empecé a examinar cada faceta de mi vida con mayor claridad, identificando aquello que no fluía: relaciones y espacios que ya no eran fértiles para mi crecimiento. Me vi inundada de interrogantes y la situación comenzó a tornarse abrumadora y complicada. No sabía por dónde comenzar a hacer cambios o qué acciones tomar. A menudo deseaba cambiar a las personas a mi alrededor, creyendo que eso facilitaría las cosas, buscando soluciones para todo lo que me rodeaba. y Así es como comienza el relato de mi profunda transformación personal.

El comienzo de todo: La revelación del ser.

El proceso de observación y cuestionamiento comenzó con mi rutina laboral y mi hobby de arte en mis tiempos libres. En el ámbito profesional me iba bastante bien, estaba en crecimiento constante, lo cual era motivo de orgullo por lo que había logrado construir con los años. Sin embargo, no me sentía feliz; Estaba inmersa en una rutina laboral, escolar y del hogar.. Cuando encontraba tiempo para mí, canalizaba el peso de mis responsabilidades a través del arte y, cada vez que lo hacía, me daba cuenta de que olvidaba todas mis preocupaciones. Me perdí muchas veces en el tiempo, sin recordar días ni horarios, sumergida en un sentimiento de felicidad, paz y diversión que me embargaba por completo.

Fue entonces cuando reconocí ese sentimiento tan genuino, el cual quería sentir cada día de mi vida, en búsqueda de la felicidad plena, haciendo lo que más me apasiona, y comencé a cuestionarme: «¿Qué pasaría si dejo mi trabajo y me dedico al arte? ¿Sería esto posible? ¿Qué creencias me lo impiden? ¿Cómo y cuando empiezo?» Había muchas interrogantes sobre el negocio que tenía en ese entonces y el anhelo de vivir una vida distinta, Reflexionando sobre el hecho de que mi vida no es eterna, tiene un límite definido, no retrocede y que algún día moriré, ¿por qué no vivirla al máximo en cada momento e instante? Dejando atrás la creencia que la sociedad me inculcó desde pequeña: que del arte no se vive, que es un camino difícil, no te ofrece estabilidad ni seguridad a largo plazo. Era el momento de voltear la página de esa creencia limitante y escribir una nueva historia basada en la certeza de mis posibilidades.

Tenía muchas interrogantes que procesar y sentí la necesidad de reducir los días y horarios laborales en mi trabajo, buscando más tiempo y tranquilidad en casa, Con el objetivo de poder procesar todo con mayor claridad y reducir el ruido mental causado por la rutina diaria y en especial por mi trabajo. Y así lo hice, comunicándoselo a mis clientes para que se ajustaran a mi nueva disponibilidad, dejando de responder llamadas en mis días de descanso y olvidándome de la computadora. Era el principio de un cambio, un paso hacia la posibilidad y al autodescubrimiento.

El despertar de la semilla: sembrar para florecer.

Mis días libres eran de descanso mental y físico, conectando por sobre todo con las plantas, fue un periodo que todo se volvió verde a mi alrededor tanto en el jardín como también dentro de la casa, plantando nuevas especies y multiplicándolas, informándome de ellas y aprendiendo a observar el ciclo de vida de una planta, desde la semilla hasta la floración y eventual decadencia, como también a contemplarlas, a darle amor y atención, aprendí a ser paciente y a valorar el proceso de crecimiento gradual, recordándome que las cosas más preciosas en la vida a menudo requieren tiempo y cuidados para florecer bellas y fuertes. Siento que haber establecido una conexión con las plantas también jugó un papel significativo como terapia esclarecedora que me acompañó a lo largo de todo mi proceso y sus desafíos.

Mientras mi mundo se tornaba verde, mi relación de pareja estaba entrando en una monotonía. Comencé a sentir un vacío de atención, una soledad que me pesaba, aunque sabía que no estaba realmente sola. Las diferencias en la comunicación se hicieron cada vez más grandes y eso provocaba choques constantes que dolían mucho al corazón de ambos. Sentía que, poco a poco, nos estábamos desconectando, y la idea de tener que soltar esa relación me resultaba abrumadora, Además, comprendí que no podía proyectar mis ideales ni mi visión del mundo sobre él, ya que, aunque compartimos una experiencia de pareja y padres, cada uno de nosotros es un universo único e independiente.. Así viví el proceso durante un año en la relación, el desahogo constante y en silencio me permitió ir derrumbando todos esos ideales y sueños que alguna vez construí en mi mente sobre una vida «juntos para siempre». Estaba aceptando la idea de que lo que vivíamos no era justo para ambos, sintiendo que merecíamos mucho más en nuestras vidas. Y fue así, cuando comprendí lo que debía hacer, pero me resistía a actuar, no sabía cuándo ni cómo hacerlo, no quería dejarlo porque en el fondo lo amaba y fue entonces que comencé a experimentar un profundo dolor en mi corazón, miedo e incertidumbre de lo que podría pasar en tomar una decisión tan importante para mi vida, la de él y de nuestra hija.

El dilema de mi trabajo también me pesaba. Incluso habiendo reducido los días y horarios laborales, sentía una fuerte necesidad de liberarme de él. Soñaba con una vida plena de arte, colores y creatividad, con la posibilidad de viajar y descubrir el mundo, de aprender y experimentar cosas nuevas cada día, dejando atrás la rutina y las responsabilidades que conlleva un negocio. Cada vez que visualizaba esa vida, sentía más fuerza, porque realmente la idea me encantaba. Así fue como un día tomé la decisión de cerrar el local definitivamente. Establecí una fecha de entrega de la propiedad y comuniqué a mis clientes para liquidar todo lo que tenía. A medida que el evento sucedía, comencé a experimentar una sensación de desapego bastante incómoda, aceptando que ya no ganaría el dinero que el negocio aportaba a mi vida, lo que implicaba reducir mis gastos y enfrentarme a la perspectiva de tener mucho tiempo libre después del cierre, pero confiando en el proceso, e implorando a Dios que orientara cada paso de mi camino.

Durante el período de liquidación del negocio y el duelo emocional que atravesaba, fue cuando más necesité conectar con mis amigas. Sin embargo, nos veíamos cada vez menos, ya que cada una estaba sumida en su propio proceso. Una de ellas, se fue a los Estados Unidos, en busca de un mejor futuro para ella y su familia. Manteníamos el contacto a través de llamadas y mensajes, pero su ausencia física se hacía sentir. Otra amiga se mudó a Santiago, donde se dedicó a trabajar y embarcarse en una nueva relación, y solo sabía de ella en raras ocasiones. Otra estaba atravesando un duro duelo de separación por violencia, por el cual desapareció completamente de mi vida, dejando de responder mis llamadas y mensajes. Y otra estaba atrapada en una relación tóxica de la que le costaba despegarse, aunque aún nos hacíamos compañía y encontrábamos momentos para compartir. Fue entonces cuando comence a notar que nuestras reuniones se tornaban siempre en alcohol para divertirnos y nuestras conversaciones se convertían en una montaña rusa de emociones. Además, fumaba en exceso, lo que incrementaba mi ansiedad, y era un vicio que me costaba dejar. En los encuentros sociales, sentía cada vez más que no encajaba con ciertos ambientes y personas, Me di cuenta de que el diálogo humano a menudo se teñía de lamentos, críticas destructivas hacia terceros, patrones de conducta perjudiciales, y aprendí a reconocer intuitivamente las cicatrices emocionales y los traumas que los motivaban. ya nada me resultaba familiar como en el pasado y veía todo con más claridad.

Fue entonces cuando empecé a ver toda mi vida desde otra perspectiva, dándome cuenta del daño que me estaba provocando con mis acciones y del dolor que «seguía eligiendo» al permanecer en las mismas relaciones y entornos. Comprendí que, al final, yo tengo el poder de elegir cómo quiero vivir mi vida y que nadie ni nada puede impedírmelo, ni tiene derecho sobre mis decisiones y mi persona. Sentí que merecía mucho más que todo lo que estaba viviendo. Sin embargo, sabía que para alcanzar ese «más», debía hacer un sacrificio mayor: «soltar».

Un año después de mi primer retiro, recordé la experiencia transformadora que viví y aquel sentimiento de conexión con algo mucho más grande y divino de la existencia. Eso me hizo considerar la posibilidad de regresar a aquel lugar sagrado para pedir ayuda a la medicina. Sentía la necesidad de atravesar una transformación más profunda y tenía una intención clara para mi regreso: adquirir el coraje, la valentía para soltar y la claridad mental para enfrentar el desafío que tenía por delante. Y fue entonces cuando me contacte nuevamente con una de las encargadas (mi querida Oriana), hablamos bastante y estaba muy contenta de mi regreso para profundizar aún más. Y fue así que emprendí un nuevo viaje, y así sumé una nueva aventura y experiencia a mi vida que relataré en el siguiente episodio.

Finalización y continuidad:

Y así, amigos, cerramos este capítulo, pero anímense, pues lo que está por venir es aún más prometedor. Al regresar al retiro, la vivencia superó a la que tuve un año atrás, sin menospreciar aquel primer encuentro con estas medicinas que marcaron un antes y un después en mi vida, por el cual estoy inmensamente agradecida. Sin embargo, esa segunda ocasión fue extraordinariamente más profunda. Hoy entiendo lo que mi cuidadora en el retiro intentaba enseñarme: cada vez que enfrentas decisiones difíciles y cruzas el dolor y el miedo, estás transformándolos a su vez en amor y luz para tu vida. Empiezas a nutrir el coraje y la valentía necesarios para afrontar cada desafío que se nos presente. Comienzas a experimentar una mayor autoestima por todo lo que has logrado, y un amor propio que nace de elegir una vida de merecimiento hacia tu persona y no desde la carencia que a menudo se percibe en nuestra sociedad, repleta de heridas emocionales, problemas y creencias que limitan todo nuestro potencial humano. Experimentarás más confianza en ti mismo, sentirás libertad para expresarte y ser tú, lo cual te llevará a descubrir tu verdadera autenticidad. Tu frecuencia vibratoria comenzará a cambiar, atrayendo a personas más reales y auténticas. Se te presentarán oportunidades inesperadas que son regalos de dios y empezarás a valorar la simpleza de la vida, liberándote del exceso y la complicación para disfrutarla con más fluidez y claridad mental.

En el siguiente episodio, compartiré mi segunda experiencia con las medicinas ancestrales, los mensajes que impactaron en mi vida, las visiones que tuve y como enfrente aquellas decisiones tan importantes y desafiantes.

COMÉNTAME Qué PIENSAS, TE LEO, Y GRACIAS POR LEERME. ¡TE AMO!

tercera parte de la historia: SEGUNDA PEREGRINACIÓN DE AYAHUASCA Y BUFO: MÁS ALLÁ DEL COMIENZO

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7 comentarios en “Mi Año Después de ayahuasca y sapo testimonio | CAPITULO 2”

  1. Pingback: La Segunda Peregrinación de ayahuasca y bufo: Más Allá del Comienzo, 3ra parte -

  2. Pingback: AYAHUASCA MI EXPERIENCIA Y VISIONES.TESTIMONIO - Organización Entheos

  3. Que valiente! Admiro tu coraje de actuar a pesar del miedo y cada que leía tus momentos y cómo vas creciendo no podía evitar sonreir🙌 bendiciones y espero la continuación

  4. Hija querida ahora ya estas con tunueva luz propia la capacidad de elegir libremente renovaste tu libertad confianza en ti misma sigue tus sueños ya nadie apagara tu luz se feliz cada momento de tu vida y ser agradecida por lo que somos te amo con todo mi corazón y mi alma mi ser de luz

  5. Pingback: Ayahuasca mi experiencia y visiones -

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